La llegada de la adolescencia supone para nuestros jóvenes una etapa llena de cambios físicos, hormonales, de responsabilidades, de modos de relación… La aparición de la sexualidad se hace cada vez más consciente y está repleta de incógnitas, de curiosidad, de ganas de conocer y de experimentar.
Este momento vital coincide con una presencia cada vez más potente de las nuevas tecnologías en el desarrollo diario de nuestros hijos, presentándose éstas como una herramienta que permite o facilita al joven profundizar en TODO lo relacionado con el mundo de la sexualidad. Y cuando nos referimos a todo queremos insistir en TODO: lo bueno y lo malo.
Un estudio reciente publicado en la revista “International Journal of Development and Educational Psycology” afirma que el 90% de los niños y el 70% de las niñas de entre 13 y 14 años han visto porno on line durante el último año, y un 35% asegura que ve porno on line demasiadas veces como para acordarse y tan solo 1 de cada 4 padres utiliza algún recurso para proteger a sus hijos de este tipo de contenidos. Estas cifras coinciden con un alarmante incremento del número de enfermedades de transmisión sexual entre nuestros adolescentes, con 3.500 nuevos casos cada año.
Estos datos nos recuerdan también a los que precisamente hace pocos días comentábamos en otro post sobre la alta incidencia de los selfies en el número de casos de muertes entre adolescentes. Así que es hora de prestar atención a estas realidades, y actuar. Por eso precisamente existen iniciativas como Levanta la cabeza, de la fundación Funsalud.
Estos datos ponen de relieve una problemática que refleja una inadecuada gestión de la educación sexual que están recibiendo nuestros hijos, evidenciándose una falta de concienciación respecto a los riesgos asociados a prácticas sexuales poco seguras, entre ellas la exposición a contenido sexual sin filtro ni control parental y el mantenimiento de relaciones sexuales sin protección anticonceptiva.
Delegar la educación sexual de nuestros hijos en internet supone no sólo un factor de riesgo para contraer una enfermedad de transmisión sexual, un embarazo no deseado o protagonizar situaciones de abuso y violencia sexual, si no también, que nuestros jóvenes generen unas creencias estereotipadas ante la sexualidad, que al mismo tiempo y por su parte, fomenten encontrarse en situaciones de desprotección y peligro.
Marta Vicente Álvarez | Psicóloga especialista en psicoterapia con niños, adolescentes y adultos.
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